La historia de Ibrahim, sin final feliz
La siguiente historia me conmovió mucho ya que refleja las atrocidades quie se hacen durante una guerra, en donde Ibrahim un niño inocente pagó un precio muy alto. Ibrahim Raad Nuri nació en la castigada ciudad de Bagdag, un año tras el final de la Guerra del Golfo de 1991, con una grave enfermedad coronaria que habría de mortificar su breve existencia y marcar para siempre la de su padre, Raad. Extremadamente frágil y necesitado de cuidados y atenciones permanentes, Ibrahim desarrolló una total dependencia hacia Raad, que asumió con entereza el papel de guardián y enfermero.Desde entonces, y en espera de que su desarrollo físico permitiera una intervención quirúrgica, Ibrahim vivió -literalmente- en los brazos de su padre, única persona que toleraba a su lado.Raad, ciudadano iraquí de 42 años, ingeniero industrial, casado y con dos hijos más, se vio trabajando, comiendo, rezando y durmiendo con su pequeño entre los brazos. La imagen de este hombre, alto y fuerte, fundido con una criatura tan frágil, expresaba una relación simbiótica conmovedora.Pero en un país sumido en una catástrofe sanitaria, los desvelos de Raad no pudieron impedir el deterioro de la salud de Ibrahim, precisado de intervención urgente. Su última esperanza fue la iniciativa de la Campaña por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq, que organizó el progresivo traslado a Madrid de chavales iraquíes con dolencias semejantes para que recibieran el tratamiento adecuado.
El corazón de Ibrahim no pudo soportar la espera y murió en los brazos de su padre, antes de cumplir cuatro años de edad. Murió, como millares de iraquíes, víctima de las terribles consecuencias del embargo.
Las fotografías fueron realizadas en Bagdag durante la primavera de 1996, pocos meses antes del fallecimiento de Ibrahim. Quieren ser homenaje a la nobleza y dignidad de un hombre en el empeño por salvar la vida de su hijo.
Y también quieren ser una denuncia de la dramática insuficiencia de un buen corazón para sanar corazones enfermos".
EN HOMENAJE A RAAD Y EN MEMORIA A IBRAHIM
MIGUEL ANGEL, SIN CLAUDICAR
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